El hotel es un muladar, viejo y feísimo; es un milagro que existan hoteles así. Aunque la administradora es una mujer amable con deseos de satisfacer al cliente, no habla español y no comprende que ese hotel está atrapado en una decoración naif horrenda. De la relación precio-calidad, ni hablamos. La cama está más aguada que una gelatina y puedes ver las cucarachas caminando en las paredes de la recámara. Sólo pude estar dos horas, mientras conseguía otro hotel. Imposible dormir ahí. No se les ocurra llegar a ese hotel, a menos que no les importe dormir con cucarachas en la cama.