La ubicación es muy conveniente. Queda a unos metros de la estación de metro y es muy fácil llevar las maletas. El personal es amable y paciente.
Dos cosas no me gustaron: la habitación se sentía vieja, descuidada y de colores muy opacos. La televisión era prácticamente un monitor de computador del año 2005, y no parecía un hotel de demasiada categoría. La habitación era ruidosa al estar frente a la calle.
Por otro lado, la ducha era muy pequeña, y el baño no era pequeño. Creo que tampoco ayudaba la puerta plegable, solo hacía más difícil entrar y salir.