Hotel acogedor, cerca del astillero de Santander, a 10 minutos de la ciudad y 10 minutos de Cabárceno. El resto del personal es inmejorable, familiar y cercano. Se nota que el hotel tiene cierta antigüedad pero está bien cuidado. Lo primero que hicieron cuando llegamos fue darnos la contraseña del WIFI. El desayuno era variado y podías encontrar casi cualquier cosa que normalmente desayunarías en tu casa. Se aparca con facilidad en la puerta. No se escuchan ruidos del exterior pero si a los vecinos de habitación si tienen un tono de voz elevado.
En general le pongo un 8,5 sobre 10 teniendo muy en cuenta la fantástica relación calidad precio.