Es un hotel antiguo pero reformado, básico pero con encanto. Muy bien ubicado si quieres estar en el centro histórico y equidistante a todas las atracciones turísticas, incluida la estación de trenes. A pesar del ruido callejero, la habitación es hermética. El restaurante en los bajos, del mismo nombre, es excelente. El desayuno es copioso, variado y la calidad inmejorable. L@s camarer@s amables y atent@s. Lo único que no me gustó fue la distribución del baño...un hotel tan bonito se merecía mejores calidades. No obstante, si vuelvo a Valencia, repetiré estancia en este hotel sin vacilación.