Experiencia fantástica, todo muy familiar, te tratan como en casa. No llega a ser nuevo el hotelito, pero está todo muy bien y limpio. Y sale bien de precio. Muy buenos desayunos y tapas con la bebida de la señora Carmen (la dueña) que sin duda es lo mejor del hotel. Una señora encantadora que hace que la estancia allí sea muy agradable. Al igual que sus dos hijos también chicos muy simpáticos. Sin duda si vuelvo por la zona volveré allí, hemos estado muy agusto.