El personal muy agradable. Especialmente el camarero que nos sirvió la cena, que si no recuerdo mal, nos dijo que se llamaba Goyo (un 10 para Goyo)
El sitio bastante lujoso.
La fachada engaña, porque por fuera parece antiquísimo pero al entrar tuve la sensación de estar en un lugar maravilloso. La habitación no era muy grande, pero para una pareja, perfecta. Y para tener 4 estrellas, nada mal de precio.
La cena muy rica.
El desayuno de caterin con mucha variedad.
El spa no es muy grande pero es precioso. Y tuve la suerte de ir un día en que había poquita gente y lo pudimos disfrutar mas.
Los masajes de espalda también muy bien.
Si tengo que ponerle una pega, es que no funcionaba la máquina de té y me quedé con el gusanillo de tomar el té tranquilamente en la sala de relajación.
Pero por lo general, me gustaría repetir.
¡Me encantó todo!